Terrorismo Vs Resistencia
El prominente Califa musulmán Omar Bin Al-Khattab dice: “¿Por qué esclavizar a los seres humanos cuando sus madres los engendran libres?”.
Es una vergüenza para la humanidad que, estando ya en el siglo XXI, algunos pueblos siguen viviendo situaciones de opresión peores aun que la propia esclavitud y que las consideraciones e intereses políticos sigan prevaleciendo ante los valores universales de los derechos humanos consagrados en casi todas las constituciones de los países del mundo, inclusive en aquellas de los países que “dicen” patrocinar, defender y velar por estos derechos humanos que se han convertido en pretexto mezquino para intervenir y controlar a países pobres y de poca capacidad para defenderse.
El mundo de hoy ha llegado a tal punto de descaro que se han invertido los valores y las verdades convirtiendo a la victima en victimario y al opresor de victima, de modo que son tildados de terroristas y de ser “mala influencia” los pueblos que resisten ocupaciones y defienden su derecho a la autodeterminación y a una patria independiente y los países que más defienden los derechos humanos, mientras que, irónicamente, se definen como defensores de la libertad, la democracia y la justicia los países que intervienen en otros militar y políticamente y violan los más elementales derechos del ser humano
Por ejemplo, Nada es más digno que la resistencia palestina personificada en un niño o joven que con piedras en mano se enfrenta a una sofisticada y brutal maquinaria bélica israelí para defender su derecho a terminar la ocupación y poner fin a la construcción del muro del apartheid, la demolición de casas, la destrucción de olivos y otros sembradíos como manera de venganza (un método jamás visto en la historia de la humanidad) y los asesinatos selectivos, una práctica condenado por el derecho internacional.
Es necesario hoy en día abrir un franco y sincero debate mundial con el fin de definir la diferencia entre “resistencia” y “terrorismo”, buscar los mecanismos adecuados y efectivos para ayudar a los pueblos oprimidos y acabar con la impunidad reinante en la ONU para que sus resoluciones sean acatadas y aplicadas a todos los países sin distinción, porque es bien sabido que algunas potencias recurren a la fuerza para obligar a algunos miembros (contrarios a sus ideologías) a cumplir con dichas resoluciones mientras no mueven un dedo ante el desacato de otros países (de su misma ideología) de decenas de resoluciones que datan de muchos años y han quedado casi en el olvido.
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